EL TIEMPO EN LIMA

CRÍTICA: Un análisis sobre Las Venas abiertas de América Latina

Les brindo un interesante análisis sobre el libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, realizado por Javier Cervantes Mejía, investigador mexicano (javier_cervantes_mejia@hotmail.com)bajo el título
Las venas de Galeano: un libro polémico y publicado en la web. Disfrútenlo.

INTRODUCCIÓN
Eduardo Galeano se ha caracterizado por ser uno de los iconos de la izquierda internacional más sobresalientes, pues su lucha social la ha llevado a cabo desde que era muy pequeño: él nace en Montevideo, Uruguay, en 1940. Sus primeras incursiones en el periodismo las realiza cuando tiene él apenas trece años de edad, en un periódico socialista llamado El Sol donde solía publicar caricaturas. No obstante, éste fue sólo el comienzo, pues de “1961-64, fue director de la publicación diaria Época, y fue jefe de redacción del semanario Marcha”. Para 1973 tiene que exiliarse de su país, ya que fue objeto de represión debido a su trabajo periodístico, el cual estaba cargado de tintes socialistas. Esta situación lo conduce a Argentina donde no se tardó mucho en catalogarlo como persona no grata debido a que en este país fundó y dirigió una revista a la que llamó Crisis. Pasó un tiempo bastante considerable en España (1976-1986) hasta que pudo regresar a Uruguay cuando se instaló en esta nación un régimen democrático en las manos de Sanguinetti.
La literatura de Galeano contiene fuertes dosis de política y economía; sin embargo, lo que la hace tan especial y quizá polémica sea el hecho de que este escritor narra, relata o hace crónica de las vivencias de las clases sociales menesterosas. Entre las obras más sobresalientes se encuentran Los días siguientes (1963), escrita cuando aún Galeano respiraba aire uruguayo, La canción de nosotros (1975), Días y noches de amor y de guerra (1978), la trilogía Memoria del fuego: “Los nacimientos” (1982), “Las caras y las máscaras” (1984), y “El siglo de viento” (1986), El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a sol y sombra (1995) y uno de los más polémicos e incluso considerado como el mejor best-seller político: Las venas abiertas de América Latina (1971), del cual se describirá su contenido en este pequeño escrito.

Las venas abiertas de América Latina
Las venas abiertas de América Latina tiene una función muy clara: dar a conocer cuáles fueron los orígenes de la constante humillación de la que es objeto esta parte del mundo por parte de los países más desarrollados, los cuales tejen sus redes de dependientes a través de la imposición tecnológica y económica de sus empresas.
Galeano titula la introducción de su libro con el más que representativo “Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta” y no es para menos, pues el hecho de que grandes empresas adquieran el dominio de la economía en el ámbito internacional traerá como consecuencia que las empresas netamente nacionales no puedan competir y que eso, a su vez, provoque un declive en cuanto a los gastos en desarrollo social o cualquier apoyo “altruista” a la gente. Cuántas cosas no se ven incluso en nuestra actualidad que son incoherentes, algo así como ver un Wal Mart desprendiendo la magnificencia de sus instalaciones, presumiendo los autos último modelo de los concesionarios y, en el otro lado de la calle, ver un tianguis al puro estilo popular donde la gente se empuja, magulla, grita, ofrece, compra y demás etcéteras. Haciendo una reflexión se desprende el hecho de que aquello que se intercambie económicamente en el tianguis quedara en nuestras tierras; pero a pasar de que en el tal Wal Mart se den “ofertas increíbles” que se supone benefician al comprador bien sabemos que gran parte del capital que se intercambia en esa tienda obedece a intereses extranjeros; sólo se sangra al pueblo para alimentar a los vampiros del extranjero.
Galeano explica que es:
“América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores”
De esta forma, quedan a la expectativa gran cantidad de niños, los cuales o se resignan a mirar su pobreza o tienen que salir a las calles a ganar la comida del día. Si estudian o no qué importa, la necesidad primordial es dejar contento al estómago y cuando no salga ni para eso, pues tendrán el refugio pasajero del thiner, el resistol o, incluso, si alcanzo el dinero, la marihuana. Esta parte de la vida cotidiana es la que muchos de nosotros vemos y con la cual los grandes consorcios comerciales lucran, pues sólo pretenden ayudar al problema con la donación de diez centavos por cada producto que vendan, en unos casos, o con la construcción de albergues, en otros casos. Con esto en nada remedian el problema fundamental, sólo dan migajas al que les ha creado todo el pan.
Una necesidad de los capitalistas que sí les preocupa y que tiene que ver con las clases populares es la de buscar la forma en la que ya no se reproduzcan, pues si bien es cierto que muchos de ellos participan activamente en el proceso de producción de su dinero a bajos costos, también los hay que su vida gire en torno a “las malas costumbres”; es decir quienes se dediquen al crimen por falta de dinero y como una fuente fácil para conseguirlo. Claro, todo su mundo sería perfecto si no existieran “granitos negros en el arroz“ como el antes mencionado. Galeano explicaba en su escrito (recuérdese que fue escrito en 1971) que los:
“Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles.”
En este sentido, toda subversión que trastoca la tranquilidad del sistema que implantó nuestra hambre y crisis resulta que debe ser resuelta mediante la violencia y la represión, de ahí que esos años (1960-1980) se hayan caracterizado por las desapariciones, encarcelamientos y asesinatos de jóvenes, trabajadores, intelectuales y hasta de amas de casa que se identificaban con los movimientos anti capitalistas, lo que hoy se conoce como crímenes de lesa humanidad. El problema es serio cuando uno se pone a pensar que no por mucho tiempo la gente, la sociedad, seguirá viendo a la expectativa cómo terminan con un país intereses ajenos a él en cuanto al compromiso social, ecológico e histórico. Galeano habla algo al respecto e, incluso, llega más allá al poner como claro ejemplo de la valentía y de la dignidad al gobierno cubano tras la revolución; no obstante, hacer aquí un comentario condenatorio sería como pelear con una estatua, pues los documentos obedecen a un tiempo, por lo que no todo lo que contienen tendrá que ser trascendente al correr del tiempo. Así pues, el escritor uruguayo pregunta:
“¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen.”
La importancia que pone Galeano en la defensa de la dignidad del hombre ante una capitalismo falto de sentimientos sería uno de los primeros consejos que se podrían desprender de su escrito.
En los capítulos siguientes (“Fiebre del oro, fiebre de la plata” y “El rey azúcar y otros minerales agrícolas”) Galeano hace un recorrido histórico plagado de crónicas en donde adentra al lector a visualizar la forma en la que, desde la llegada de los españoles, se viene dando un servicio magnifico y “generoso” de minerales y materias primas de América Latina hacia al exterior. Ejemplo arrasador del delirio sufrido por los españoles al ver condiciones tan favorecedoras en América Latina se encuentra en un sub capítulo del libro llamado “Como unos puercos hambrientos ansían el oro”, donde el escritor uruguayo explica que:
“A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo cuentan las voces de los vencidos. Después de la matanza de Cholula, Moctezuma envía nuevos emisarios al encuentro de Hernán Cortés, quien avanza rumbo al valle de México. Los enviados regalan a los españoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los españoles «estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo con eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro», dice el Códice Florentino.”
A partir de entonces el territorio latinoamericano es visto como un tesoro que se encontró para derrochar y en las manos de los españoles a éste casi le dieron un fin. En mentes más maduras esto habría pasado como algo más que un regalo, era, como casi todo en esta vida, una responsabilidad que debía administrarse y debía servir para crear una mejora de vida al que lo poseyera; sin embargo, esto no fue así. Más adelante. Galeano escribe: “Aquel imperio rico tenía una metrópoli pobre, aunque en ella la ilusión de la prosperidad levantara burbujas cada vez más hinchadas: la Corona abría por todas partes frentes de guerra mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro(...). el gran aumento de los gastos públicos y la asfixiante presión de las necesidades de consumo en las posesiones de ultramar agudizaban el déficit comercial y desataban, al galope, la inflación.”
El contenido del capítulo de “Fiebre del oro...” da especial nombramiento al Potosí (cerro mineral boliviano) que quedó en ruinas tras el despiadado saqueo y de aquí Galeano ejemplifica varias situaciones similares haciendo notar que los españoles creían todo ese paraíso regalado como inagotable. Cosa parecida realiza en el capítulo venidero (“El rey azúcar...) donde hace notar ahora las salvajes humillaciones de las que son objetos los trabajadores campesinos, la única diferencia con los mineros era, hablando de trato humano, el lugar de trabajo. Explica el escritor que Colón en uno sus viajes trajo consigo la caña de azúcar y a partir de ese momento este tipo de plantación figuró como una de las principales fuentes económicas de los españoles en Europa.
Es de entenderse el claro esclavismo al que fueron sometidos la mayoría de los indígenas y cómo fue esto evolucionando hasta los trabajadores campesinos de pagas risibles. Mientras que los dueños de las plantaciones podían disfrutar de una buena taza de café (otro tipo de plantación que en América Latina ha costado centenares de vidas) endulzado con el azúcar de las cañas manchadas de sangre cuando a los campesinos se les ocurría exigir más pago o menos horas de labor. Pero como las matanzas son lo menos en los capitalistas se puede nombrara a lo que orillan a los trabajadores que humillan: una constante marginación. Un ejemplo lo pone Galeano al hablar de Brasil:
“El costo de la vida en Recife es el más alto de Brasil, por encima del índice de Río de Janeiro. Los frijoles cuestan más caros en el nordeste que en Ipanema, la lujosa playa de la bahía carioca. Medio kilo de harina de mandioca equivale al salario diario de un trabajador adulto en una plantación de azúcar, pos su jornada de sol a sol: si el obrero protesta, el capataz manda buscar al carpintero para que le vaya tomando las medidas del cuerpo. Para los propietarios o sus administradores sigue en vigencia, en vastas zonas, el «derecho a la primera noche» de cada muchacha. La tercera parte de la población de Recife sobrevive marginada en las chozas de los bajos fondos; en un barrio Casa Amarela, más de la mitad de los niños que nacen mueren antes de llegar al año. La prostitución infantil, niñas de diez o doce años vendidas por sus padres, es frecuente en las ciudades del nordeste”
Bajo este tipo –nivel- de vida se han desenvuelto la mayoría de los niños y jóvenes de América Latina, por esta razón resulta intrigante saber por qué se preguntan los grandes capitalistas el hecho de que existan grupos de subversión como serían los movimientos estudiantiles, los ejércitos de liberación y hasta se podría decir que algunos grupos terroristas, cuando fueron los principales constructores de estos hombres en protesta.
Más adelante, Galeano adentra al lector a supervisar “Las fuentes subterráneas del poder”. En este capítulo explica la razón por la cual Estados Unidos tiene tanto interés en América Latina y, en especial en sus tierras. Según Galeano y bueno no él sino el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial aportan cifras específicas donde se entiende que los EU importan alrededor del ochenta por ciento de las materias primas que necesitan para crear energía y realizar guerras. Por este pequeñísimo argumento la nación norteamericana se ha propuesto ver la manera de apropiarse por diferentes vías de la materia prima latinoamericana a precios exorbitantemente bajos. Para lograrlo según se ve en este escrito se hace necesario imponer dictaduras, perseguir intelectuales y rebeldes y promover el consumo gringo en los países donde se pretende sacar beneficio. En una de sus tantas crónicas Galeano expresa el interés estadounidense en Cuba: “En 1964, en su despacho de la Habana, el Che Guevara me enseñó que la Cuba de Batista no era sólo de azúcar: los grandes yacimientos cubanos de níquel y de manganeso explicaban mejor, a su juicio, la furia ciega del imperio contra la revolución.” Dentro del mismo capítulo, se hace mención del boom que existió en el comercio exterior con los fertilizantes como el guano y el salitre, y cómo, en este sentido, se confrontaron hasta llegar a la guerra los tres países latinoamericanos productores de estas materias: Perú, Chile y Bolivia. Todo acabo con la invención de un alemán, el cual “derrotó, desde su laboratorio, a los generales que habían triunfado, años atrás, en los campos de batalla. El perfeccionamiento del proceso Haber-Bosch para producir nitratos fijando el nitrógeno del aire desplazó al salitre y provocó la estrepitosa caída de la economía chilena”.
Y como en todos sus capítulos no podía faltar una crónica que reflejara la crisis por las que vivían los trabajadores que hacían más gordos a los capitalistas, existe una donde explica nuevamente como era la vida cotidiana de éstos (muertos en vida y mudos hoy) en el trabajo sobre el estaño en Bolivia:
“En estas tierras áridas y pedregosas, a casi cuatro mil metros de altura, donde no crece el pasto y donde todo, hasta la gente, tiene el oscuro color del estaño, los hombres sufren estoicamente su obligado ayuno y no conocen la fiesta del mundo. Viven en los campamentos, amontonados en casas de una sola pieza de piso de tierra; el viento cortante se cuela por las rendijas. Un informe universitario sobre la mina de Colquiri revela que de cada diez varones jóvenes encuestados, seis duermen en la misma cama con sus hermanas, y agrega: «Muchos padres se sienten molestos cuando sus hijos los observan durante el acto sexual» No hay baños; las letrinas son pequeños cobertizos públicos tapados de inmundicia y moscas: la gente prefiere los cenizales, baldíos abiertos, donde al menos circula el aire a pesar de la basura y los excrementos acumulados y de los cerdos que retozan felices.”
Otra de las funciones que los capitalistas cumplen a conciencia es, sin duda, la cooptación e, incluso, el terror que infunden a los países que “defienden” o mejor dicho a los gobernantes para evitar que se lleve a cabo un acuerdo comercial con otra nación desarrollada. A este respecto, los EU tienen la suficiente experiencia y Galeano la hace notar cuando explica que ”En 1952, el acuerdo militar firmado con los Estados Unidos prohibió a Brasil vender las materias primas de valor estratégico –como el hierro- a los países socialistas. Ésta fue una de las causas de la trágica caída del presidente Getulio Vargas, que desobedeció esta imposición vendiendo hierro a Polonia y Checoslovaquia, en 1953 y 1954, a precios más altos que los que pagaban los Estados Unidos.”
En el capítulo posterior (“Historia de la muerte temprana”) Galeano hace nuevamente un recorrido histórico examinando la manera en la que América Latina ha servido de plataforma para los intereses europeos, explicando varias veces que los conflictos y anexiones de territorio sufridos durante el siglo XIX obedecieron ni más ni menos que a acciones encaminadas a adueñarse de un territorio que provee lo que el capitalismo necesita con bajos costos. Por si esto fuera poco ahonda en el hecho de que Inglaterra poseía el dominio ideológico económico fomentando con avidez el liberalismo. Un ejemplo ilustrativo lo da al hablar de México:
“La industria mexicana había carecido de capitales, mano de obra suficiente y técnicas modernas; no había tenido una organización adecuada, ni vías de comunicación y medios de transporte para llegar a los mercados y a las fuentes de abastecimiento. «Lo único que probablemente le sobró- dice Alonso Aguilar- fueron interferencias, restricciones y trabas de todo orden». Pese a ello, como observara Humboldt, la industria había despertado en los momentos de estancamiento del comercio exterior, cuando se interrumpían o se dificultaban las comunicaciones marítimas, y había empezado a fabricar acero y a hacer uso del hierro y el mercurio. El liberalismo que la independencia trajo consigo agregaba perlas a la corona británica y paralizaba los obrajes textiles y metalúrgicos de México, Puebla y Guadalajara.
Lucas Alamán, un político conservador de gran capacidad, advirtió a tiempo que las ideas de Adam Smith contenían veneno para la economía nacional y propició, como ministro, la creación de un banco estatal, el Banco de Avío, con el fin de impulsar la industrialización.”
Bajo este tenor lleva el autor hasta “La estructura contemporánea del despojo” donde claramente define el “nuevo” sistema para colonizar un territorio ayudándose –en este caso EU- de instituciones supuestamente dedicadas al desarrollo equitativo como el Fondo Monetario Internacional, entre otras. Asimismo, reafirma la función de las empresas como un factor vital de esta neocolonización, al respecto dice:
“A cambio de inversiones insignificantes las filiales de las grandes corporaciones saltan de un solo brinco las barreras aduaneras latinoamericanas, paradójicamente alzadas contra la competencia extranjera, y se apoderan de los procesos internos de industrialización. Exportan fábricas o, frecuentemente, acorralan y devoran a las fábricas nacionales ya existentes. Cuentan, para ello, con la ayuda entusiasta de la mayoría de los gobiernos locales y con la capacidad de extorsión que ponen a su servicio los organismos internacionales de crédito. El capital imperialista captura los mercados por dentro, haciendo suyos los sectores claves de la industria local: conquista o construye las fortalezas decisivas, desde las cuales domina el resto.”
La fascinación que la mayoría de las veces ha encontrado el sistema capitalista para llevar a cabo su neo colonización es la clara muestra de que a estas fechas poco importa el nacionalismo o, de perdida, la independencia estatal. La mayoría de los gobiernos actúan conforme les está planteando este sistema porque obtendrán beneficios económicos y, desgraciadamente, la gente se siente fascinada con el mismo debido a que se cree toda la propaganda que habla sobre tecnología y progreso. En cambio, lo que recibe esta última clase es el desempleo, crisis económica y demás “milagritos” del capitalismo. Galeano abunda en este sentido que:
“América Latina continua exportando su desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de hambre de América Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados Unidos y Europa.
No faltan políticos y tecnócratas dispuestos a demostrar que la invasión de capital extranjero «industrializador» beneficia las áreas donde irrumpe. A diferencia del antiguo, este imperialismo de nuevo signo implica una acción en verdad civilizadora, una bendición para los países dominados, de modo que por primera vez la letra de las declaraciones de amor de la potencia dominante de turno coincidiría con sus intenciones reales.
El nuevo imperialismo es reafirmado por Galeano o mejor dicho descrito por él en aquella época como un sistema que extiende con ahínco la pobreza y crea más riqueza para él, la cual en determinado momento se imagina ingastable. Su fin primordial es controlar las economías favorables de los países latinoamericanos introduciendo empresas en ellos con el fin de hacer “sangrías” –como les llama Galeano- que le ameriten grandes cantidades de dólares. La alternativa más fácil para lograrlo es mediante el soborno de líderes o gobernantes, mediante la propaganda optimista del progreso y, claro, mediante las matanzas de los no conformes. En nuestra época nos ha tocado un imperialismo mucho más “maquillado” aunque más sanguinario, pues ahora lo de menos es cuánta gente muera para lograr el objetivo lo demás es lograrlo a como de lugar, sino que les pregunten a los afganos y a los iraquíes.
Para el imperialismo lo esencial no es cuántos territorios tenga el mundo sino cuántos tienen que ser de ellos para poder dormir tranquilos. Hitler añoraba la supremacía mundial; pero más, el que solamente fuera habitado este mundo por la raza aria. En este sentido, él impuso una base: “hay que dominar el mundo”, el neo imperialismo está a favor de esto y agrega que la raza superior debe ser la capitalista; pero que no hay necesidad de matar a las demás mejor hay que ponerlas a trabajar para vivir de ellas. Galeano expone una mas de sus crónicas al respecto:
“La vieja se inclinó y movió la mano para darle viento al fuego. Así, con la espalda torcida y el cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una antigua tortuga negra. Pero aquel pobre vestido roto no protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin al cabo ella era tan lenta sólo por culpa de los años. A sus espaldas, también torcida, su choza de madera y lata, y más allá otras chozas semejantes del mismo suburbio de Sao Paulo; frente a ella, en una caldera de color carbón, ya estaba hirviendo el agua para el café. Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber, sacudió la cabeza y cerró los ojos. Dijo: O Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»). En el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento pensó exactamente lo mismo, pero con otro idioma, el director ejecutivo de la Union Carbide, mientras levantaba un vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de los dos estaba equivocado.“
Galeano cerraba su primer edición expresando que se “abren tiempos de rebelión y de cambio. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres” . La invitación no habría podido ser más formal ni comprometedora, sólo aquel que sufre la humillación puede quitarse el yugo que le atormenta. Durante la época en la que Galeano escribe su libro todavía era evidente que el cambio se buscara en la rebelión armada; no obstante hoy la podemos encontrar más que en la participación electoral en el compromiso activo de supervisar a las autoridades y expresar nuestras inconformidades al público para ser escuchados.
Para la revisión de su libro en 1978, cuando estaba alojado en Barcelona, Galeano anexa un ensayo al que tituló “Siete años después” donde hace un resumen de las vivencias que sucedieron tras haber visto la luz su libro. Pone énfasis en el hecho de que esta obra había sido escrita primordialmente para las personas comunes y corrientes que necesitan saber por obligación por qué rayos se encuentran en tal situación. Y ya encarrerado en esto de las crónicas Galeano expresa algunas por las cuales ha sido fuertemente criticado, por ejemplo está aquélla en la que habla que la mejor respuesta de la aceptación de su libro es la que viene de:
“algunos episodios reales ocurridos en la calle. Por ejemplo, la muchacha que iba leyendo este libro para su compañera de asiento y terminó parándose y leyéndolo en voz alta para todos los pasajeros mientras el ómnibus atravesaba las calles de Bogotá; o la mujer que huyó de Santiago de Chile, en los días de la matanza, con este libro envuelto en los pañales del bebe; o el estudiante que durante una semana recorrió las librerías de la calle Corrientes, en Buenos Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería en librería, porque no tenía dinero para comprarlo”
Sobre esta crónica Arnoldo Águila expresa que es

“una lástima que este libro no se venda a un precio más razonable para el público al que se dirige o incluso que no esté accesible gratis en la Internet. Y dice esto una persona que ha puesto en línea gratis el libro que le costó una vida escribirlo, "La Esencia Humana", un sistema filosófico completo. Como ya lo había hecho el señor Eugenio Tait con su libro "Filosofía Crítica Trascendental", una obra monumental expuesta en su totalidad en la Internet en dos lugares; en uno, en documentos para Word, y en el segundo, en páginas normales de Internet.
(...)Es obvio que el señor Galeano en este caso puso su interés económico por arriba del ideológico. Él mismo dice que entre las respuestas más estimulantes que obtuvo fue saber del ‘estudiante que durante una semana recorrió las librerías de la calle Corrientes, en Buenos Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería en librería, porque no tenía dinero para comprarlo.’
¿Estimulante? ¿Un libro que critica la explotación de nuestras miserias? ¿Y lo dice un hombre que en este mismo libro proclama ‘Otros motores la solidaridad, la responsabilidad colectiva, la toma de conciencia de los deberes y los derechos que lanzan al hombre más allá del egoísmo- deben ponerse en funcionamiento.’?
Quizás el periodista, que como buen marxista al fin conoce la crítica familiar que le hicieron a Marx en el sentido de que en vez de escribir sobre el Capital debiera de haber hecho alguno, ha decidido seguir el consejo que le dieron al maestro. ¿O es el fariseísmo de ‘haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago’?”
Y esta es mi primera pregunta: ¿Cómo escribir para los pobres y vender tan caro el libro? (36 dólares en papel común en Amazon.com.) ¿Denunciar la pobreza extrema de América Latina y lucrar con eso?”
Dentro de esta misma página virtual el autor condena el hecho de que el libro de Galeano no contenga ninguna actualización en ya más de treinta años que el libro tiene publicado; sin embargo, creo que no es un argumento sólido tratar de denostar una obra que ha cautivado a la mayoría de la gente que la leído y es que cómo puede ser posible que se esté reestructurando una obra por cada año o acontecimiento trascendente que surja, por favor si ni con los pequeños artículos esto se hace. En lo que sí puedo y estoy de acuerdo es en el hecho de que el libro tendría que tener un precio accesible, pues su contenido amerita realizar esta acción y a la vez también es necesario que la mayoría de la gente lo tome en cuenta para hacer sus reflexiones. De todos modos no se nos puede escapara que muchas veces esto tiene que ver más con la editorial y el éxito del libro, pues no estamos es un mundo capitalizado. Si Lenin vendiera como lo hace Galeano ¿también tendríamos que ir a su tumba a echarle en cara que sus ideas nada tienen que ver con el precio del libro?
Dentro de su escrito Galeano alaba el hecho de que su obra sea tomada con la seriedad que ameritan los trabajos académicos, pues eso habla de que los maestros infunden en la juventud una perspectiva más sobre la que imponen los medios de comunicación y la historia oficial. Su obra permite al estudiante reconocer la historia “de abajo” que ha sido cruelmente silenciada por los artífices del capital.

CONCLUSIÓN
A manera de conclusión no resta más que decir que la lectura del libro deja al lector con un sinfín de preguntas que el estudio y la investigación le harán comprender. Por lo pronto, Galeano da una pequeña muestra de la actividad que tiene el capitalismo en proyectarse como amo y señor del mundo, permite ver cuánto daño ha hecho este sistema a los gobiernos de los países latinoamericanos, quienes no han sabido vivir solos para crear su propia democracia y no la que promulga en todo lugar que pisa la ideología capitalista estadounidense.
Galeano ofrece, sin duda, en este libro un llamado de atención que debe ser escuchado o como dice él ¿tan sólo nos toca vivir cruzados de brazos?, creer que con darle una lectura a Las venas solucionará nuestra crisis es irrisorio. La propuesta es crear sistemas de rebelión, los cueles permitan poco a poco terminar con este sistema al que poco le importa la integridad humana.
Retomando el caso anterior de Águila en cuanto a que la obra de Galeano está “cerrada por falta de reformas”, sería bueno hacer mención que en el caso de México este escritor uruguayo siguió contando la historia popular sobre la oficial, como continuando con su lucha social (es más, Galeano no sólo escribió Las venas, sus demás obras son parte fundamental de esta participación que le ha hecho tan importante). Su colaboración semanal en el diario La Jornada con un espacio llamado “Ventanas” permitió a uno como lector seguir el paso de Galeano y de sus vivencias muy a flor de piel, la cual tuvo que cerrarse un 13 de abril cuando Galeano expresaba:
“Gracias
Mil, mil gracias, a los lectores de La Jornada y a este diario entrañable que desde hace años viene ofreciendo lugar a mis ventanas en sus ediciones de cada domingo.
Hoy, ellas les dicen adiós.
Se marchan para formar parte de un libro en elaboración. Ese libro, largo trabajo ya hecho y por hacer, reúne muchas ventanas publicadas y otras muchas inéditas. Las páginas sueltas están formando parte de un largo relato único, pedacitos de un todo, y ya no me dan permiso para difundirlas de a una.
Las ventanas andan queriendo ser casa. Y yo obedezco.”
La trayectoria de Galeano y este libro en especial demuestran que la valentía, la dignidad y el coraje no son piezas inamovibles de las fuerzas armadas o grupos subversivos, también por acá en el ámbito académico existen personas de gran valía y disciplina. Por esta razón, Galeano demuestra que ser latinoamericano debe ser un orgullo, pues es la región que más héroes y hombres ilustres ha dado al mundo. Para cerrar este escrito compartiré algunas “Ventanas” que Galeano amablemente creaba para nuestro deleite los domingos:
“El Conjuro
Mientras nacía el nuevo milenio, ejército abrió paso a la empresa petrolera Oxy hacia a las tierras de los indios u´wa, en la Lomas de Samoré.
Los taladros comenzaron su trabajo y los expertos anunciaron que la perforación iba a rendir mil cuatrocientos millones de barriles.
Al amanecer y al atardecer de cada día, los indios se juntaban para cantar en la espesura del monte.
Al acabo de un año; la empresa había gastado sesenta millones de dólares y ni una sola gota de petróleo había aparecido.
Entonces los indios u´wa dijeron que la tierra los había escuchado y había escondido su sangre, para que no murieran los árboles, ni se sacaran las praderas, ni dieran veneno los manantiales.
La empresa no dijo nada.”
“El ginkgo
El ginkgo, él más antiguo de los árboles, está en el mundo desde la época de los dinosaurios.
Dicen que sus hojas de abanico alivian el asma, el dolor de cabeza y los achaques de la vejez.
Y esta probado que esas hojas son, también, el mejor remedio contra la mala memoria. Cuando la bomba atómica convirtió a la ciudad de Hiroshima en un desierto de negrura, un viejo gingko cyó fulminado cerca del centro de la explosión. El árbol quedo tan calcinado como el templo budista que el árbol protegía. Tres años después, alguien descubrió que una lucecita verde asomaba en el carbón. El ginkgo muerto había dado un brote. El árbol renació, abrió sus brazos floreció. Ese sobreviviente de la matanza sigue estando ahí.”
“El encapuchado
La dictadura militar de Chile había convertido en cárcel el estadio de futbol, el Estadio Nacional. Miles de presos eran el público de un partido invisible. Sentados en las tribunas, esperaban que se decidieran su destino.
Un encapuchado recorría las gradas. Nadie le veía la cara; él veía las caras de todos. Esa mirada disparaba balas; el encapuchado, un socialista arrepentido, caminaba, se detenía y señalaba con el dedo. Los hombres por él marcados, que habían sido sus compañeros, marchaban a la tortura o iban al muere.
Los soldados lo llevaban atado, con una soga al cuello.
-Ese encapuchado parece perro
-decían los presos.
-Pero no es –decían los perros.”

BIBLIOGRAFÍA
LIBROS
GALEANO, Eduardo, Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI, México, 2001, 470 pp.
WEBS
http://www.epdlp.com/literatura.html
http://www.arnoldoaguila.com/menu.html
HEMEROGRAFÍA
Diario La Jornada, 15 de septiembre de 2002, Sección Cultura, p. 4a.
______________,13 de octubre de 2002, Sección Cultura, p. 4a.
______________, 20 de octubre de 2002, Sección Cultura, p. 6a.
______________,13 de abril de 2003, Sección Cultura, p. 3a.
*La consulta de este material puede hacerse en la página web: http://www.jornada.unam.mx


DATOS DEL AUTOR:
Javier Cervantes Mejía,
Estudiante de la carrera de Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México.
javier_cervantes_mejia@hotmail.com




LEER ES UN PLACER

EL LIBRO ES EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

Hola, soy ELPROFE y estoy convencido de que nada hay más importante que una buena amistad porque ella en sí misma entraña lealtad, honradez y dedicación, pero también es tremendamente importante tener un elevado espíritu de superación. Las grandes hazañas, como por ejemplo, leer un libro o quedarnos extasiados con el esplendor de un amanecer o sencillamente, provocar en alguien -no importa quien sea- una sonrisa de satisfacción, la realizan quienes saben que la grandeza está en los detalles de la vida. Entonces estarán de acuerdo conmigo en que podemos estremecer al mundo que nos rodea ,como la mariposa el aire en su inquieto aletear, si nos proponemos aprender algo cada día y conjuntamente con ello, enseñarles algo a alguien sin otro interés que el de reciprocar el sacrificio de nuestros maestros. La bruma que muchas personas tienen ante los ojos y que no les deja percibir la esencia de las cosas -como diría el Principito de Saint Exúpery- no se opera como las cataratas de la retina que nos devuelven la visión perdida, sino que se errradica con el bisturí de la sabiduría, que contrariamente a lo que piensan muchos "letrados", no se halla exclusivamente en las grandes academias y concilios de genialidades, sino también en lo cotidiano, en la tierra con olor a lluvia, en las paredes carcomidas de una añeja institución o en los adoquienes todavía sonoros de una calle de la Lima antigua. Os dejo que cada cual medite si vale la pena dejar la comodidad del hogar o la satisfacción de un placer mundano, para buscar entre librerías y bibliotecas, ese libro que todavía tiene algo que decirnos. El PROFE